El Día Mundial de la Prevención de Incendios Forestales (18 de agosto) se acerca y no es solo una efeméride, sino un llamado a la acción global. Mientras los incendios aumentan por el calentamiento climático y prácticas humanas irresponsables, esta fecha recuerda que el 75% de los siniestros pueden evitarse con prevención proactiva, cooperación institucional y cambios conductuales simples
El fuego ha sido una herramienta dual en la gestión de ecosistemas y la agricultura: por un lado, un aliado ecológico y agronómico; por otro, un riesgo devastador cuando se usa inadecuadamente.
¿Qué son los Incendios Forestales?
Los incendios forestales, según Quirós Espinosa (2016), constituyen fuegos que combustionan la masa forestal, ya sea de forma espontánea o no. El mismo autor incluye a estos fenómenos dentro de su concepto, como uno de los más devastadores para los bosques, pero reconoce el papel que ejercen como controladores de ecosistemas de bosques y sabanas. En estos casos la flora y fauna, nos dice el autor, exhiben adaptaciones importantes para enfrentar los incendios, que no llegan a entonces a considerarse como grandes afectaciones.
Otros autores consideran los incendios forestales como propagaciones no controladas del fuego sobre los ecosistemas. “Este fuego es la reacción rápida producto de la unión del oxígeno del aire, la cobertura vegetal como combustible y una fuente de calor, a estos elementos se le denomina triángulo del fuego; que se manifiesta en forma de llamas y humo” (Gil Mora, 2020).

El fuego no es inherentemente «bueno» o «malo»: su impacto depende del contexto ecológico, la intencionalidad y la gestión. Mientras quemas controladas profesionales son vitales para conservar ecosistemas adaptados, las quemas agrícolas no reguladas son un motor de degradación ambiental. La transición hacia una agroecología sin fuego –respaldada por tecnología, educación comunitaria y marcos legales– es clave para reducir incendios catastróficos. Iniciativas como el Grupo GEFF LAC en Sudamérica muestran que la cooperación regional puede convertir el fuego de amenaza a herramienta sostenible
Estadísticas actuales y regiones más afectadas por Incendios Forestales
2012 y 2015 han sido los peores años registrados (440 millones de ha cada uno), mientras que 2019-2020 superaron los 400 millones. En lo que va de 2025, se han quemado 102 millones de hectáreas en todo el mundo, lo que equivale a 10 millones de km2.
África lidera estas cifras con cerca de 53 millones de hectáreas arrasadas sólo en el primer semestre, representando aproximadamente la mitad del total mundial. Le sigue Asia con 20 millones de hectáreas y Sudamérica, con 10 millones de hectáreas.
Cada año, los incendios afectan entre 340 y 370 millones de hectáreas en el planeta, pero en los últimos años han aumentado los incendios extremos en zonas como bosques boreales (Alaska, Escandinavia, Rusia, norte de Canadá) y ahora también en Asia oriental (Japón, Corea del Sur).
En Europa destaca España, que experimenta una crisis severa, con más de 31,000 hectáreas calcinadas solo en Galicia y una crisis nacional declarada. Las altas temperaturas y la sequía agravan la situación en todo el sur del continente.
En América del Norte sobresalen los incendios en California (Los Ángeles). Estos han sido especialmente intensos y se han desplazado del entorno forestal al urbano, generando miles de casas destruidas y decenas de vidas perdidas.
Para América del Sur, Venezuela registró 5,193 focos en enero 2025, con 805,162ha quemadas (49% menos que el mismo periodo anterior), pero con altas alertas en llanos centrales y parte de la Amazonía venezolana. En Argentina ocurrieron incendios en Chubut y el Parque Nacional Nahuel Huapi, que consumieron más de 10,000ha, con múltiples focos activos. Entre diciembre del año anterior y enero de 2025 hubo evacuaciones masivas y decenas de viviendas destruidas. Solo en Epuyén, Chubut, se han quemado más de 3,000.

Las cifras alertan sobre la inminente necesidad de trabajar, a nivel global, por controlar el uso del fuego en las prácticas agronómicas tradicionales para evitar que se salgan de control, y destinar esfuerzos mayores para evitar incendios forestales.
Los incendios forestales y Cuba
Los incendios forestales en Cuba representan una crisis ambiental creciente, agravada por factores climáticos, humanos y estructurales. Entre enero y mayo de 2025, se registraron 290 incendios que afectaron más de 9,000 hectáreas (ha), superando las proyecciones iniciales a pesar de reducirse el número de siniestros
En los primeros cinco meses de 2025, Cuba registró al menos 290 incendios forestales, afectando unas 9,456 hectáreas (ha). Esta área es más de tres veces la promedio afectada en años previos. La provincia de Pinar del Río fue la más afectada, con 7,100ha quemadas solo en los primeros meses del año, superando el acumulado de los últimos cuatro años juntos.
Causas principales
La sequía severa se identifica como la principal causa de los incendios, agravada por el cambio climático y largos períodos sin lluvias. A esto se suma la negligencia humana, dígase los incendios provocados por cazadores y pescadores furtivos, la quema de residuos agrícolas no controlada, extracción ilegal de madera y falta de precauciones en bosques.
También se hace necesario reconocer la crisis económica cubana, que dificulta la prevención y combate de incendios dada la falta de combustible, equipos y personal entrenado, así como la escasez de construcción de trochas y cortafuegos que agravan la situación.
Fuentes consultadas
- Gil Mora, J. E. (2020). Incendios forestales: causas e impactos.
- https://www.paho.org/sites/default/files/2025-02/incendios-forestales-suramerica-febrero-2025-es.pdf
- Quirós Espinosa,A. (2016). Voces del entorno. Diccionario de Ecología. Tomo II.